Cuando al fin comprendo lo cierto y
decido observar sin tomar partido
me llegan inevitablemente pensamientos
sobre lo que queda por renunciar
Aquello por lo que llamamos deseo
o nos provoca aversión
aquello con lo que hemos vivido toda nuestra vida
hasta un punto, donde la ecuanimidad toma su lugar
sabiendo ahora el camino a transitar
Pero en todo este camino llamado vida
hay algo que está en ambos caminos y para lo cual
no debo decidir, sino disfrutar
aquello que estuvo, está y estará
sin tiempos verbales, aquello llamado amor.
Por fin entiendo porque fuí esclavo
tantas veces de mi mismo, porque ahora comprendo
lo que es ser dueño del tiempo o en parte creerlo,
en este punto donde confluyen los incondicionales e
ineludibles entendimientos de la naturaleza misma de lo que soy
de lo que somos y de lo que formamos parte.
Que bella es la vida cuando se nos muestra para conocerla
cuando tomamos aún en los momentos más dificil decisiones
que hacen que esa vida sea nuestra, y que siendo mimados
por algo tan grande como el amor, nos entregamos sin pretenciones
de renuncia y aceptación
a la felicidad misma, a nuestra felicidad, la misma que les pertenece a todos
la misma que espera a todos
a un par de centimetros de nuestra mente, en aquel que late sin razón
en aquel donde voluntad y espiritu son uno sólo
esperando ser descubiertos por uno, por todos.
Para que todos alcancemos la ilumunicación en medio de tanta ceguedad e ignorancia
y renueve las esperanzas de poder alcanzala.
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